¿Alguna vez has oído hablar de «sumideros de carbono»? También conocidos como «carbon sinks», son ecosistemas o tecnologías que absorben y almacenan más carbono del que emiten, desempeñando un papel crucial en la compensación de las emisiones de CO2.
Una característica fundamental de los sumideros es el «tiempo de permanencia» del carbono almacenado. Aquí es donde entra en juego el papel esencial del Biochar y el Bambú.
Biochar: Al enterrar el Biochar en el suelo, se produce un almacenamiento duradero de carbono durante siglos. De hecho, un estudio reciente en Science Direct sugiere una durabilidad impresionante de hasta 100 millones de años.
Bambú: Cultivado de manera sostenible, el bambú no solo absorbe CO2 durante su crecimiento, sino que también sirve como un sumidero de carbono efectivo. Según otro estudio en Science Direct, se le considera un sumidero permanente.